Luego de poder organizar algunos compromisos laborales, pude disponer de cinco días para conocer lo que para muchos representa lo mejor de Santander, como lo es Barichara, San Gil, Girón, Floridablanca y Bucaramanga; sin desconocer que en general este departamento de Colombia es bellísimo, y poder adentrarse a disfrutar de sus secretos, cultura, hospitalidad, gastronomía y riqueza naturales, puede implicar disponer de casi un mes o un poco más.
Sin embargo, como no soy una ciudadana que goce de un calendario vacacional privilegiado, sino más ben limitado, destine solo 5 días para internar conocer lo que más pudiera de los anteriores destinos.
Para comenzar a relatar un poco mi experiencia de viaje, destaco que este tuvo como punto de partida la ciudad de Bogotá, desde donde y por vía terrestre arranqué mi aventura.
Desde Bogotá al departamento de Santander existen solo dos formas de transporte, el aéreo o el terrestres (carro, bus o moto). La primera, que arriba directamente en Bucaramanga, obvio es un poco más cómodo y da la sensación que se llega al destino un poco más rápido, sin embargo, como la ideas es poder recorrer los municipios aledaños a Bucaramanga y muchos de estos quedan a dos o tres horas de distancia por carretera, viajar en avión puede ser una limitante e implicar un mayor costo pues necesariamente se debe alquilar un carro o se debe pagar boletos terrestres, que, junto con el tiempo que implica estos desplazamientos, conlleva a que adicionalmente el factor eficiencia de tiempo que podría ser un beneficio de llegar a Santander en avión, no lo sea tanto.
Si se llega por carretera desde Bogotá en automóvil particular, es un viaje fantástico de aproximadamente 8 horas, que a paso de paseo (como decimos en Colombia), es decir, deteniendo el carro en algunos de los pueblos de tránsito para comer algo, provisionar el vehículo de combustible, ir a un baño público, comprar una artesanía o simplemente para estirar las piernas y tomarse un café, hacen que este recorrido sea un viaje placentero, lleno de colorido, sabores y climas, sumado al hecho que se tiene la oportunidad de transitar por tres hermosos departamentos de Colombia como son Cundinamarca, Boyacá y Santander.
Si este recorrido terrestre se lleva a cabo a través del servicio público terrestre de buses, puede ser un poco pesado, pues las detenciones para disfrutar del entorno no serán muchas, y algunos conductores de estos vehículos no gozan de la mejor reputación en el cuidado para la conducción de estos vehículos, que, si le sumamos que este recorrido terrestre implica algunos trayectos con curvas, puede hacer que el viaje resulte un poco estresante, aunque eso sí, más económico.
Por tierra el primer contacto con nuestros destinos seleccionados es con San Gil. Y cuando escribo San Gil recuerdo la canción del maestro Villamil que es himno folclórico de este municipio, en donde en una de sus estrofas iniciales dice… “Si pasas por San Gil amigo mío, por las bravas tierras del Santander…”. Este lugar también es conocido por ser la capital de los deportes extremos, pues acá se pueden realizar diferentes actividades, donde solo por destacar enlisto el rafting por el rio Fonce, espeleología, torrentismo, trekking, paramente, entre otros, que hacen que en este destino al menos un día completo debemos dedicarle.
Adicionalmente si están en San Gil en necesario entrar al Parque Gallineral que recoge mucho de la cultura Santandereana, así como un poco de su flora con árboles de más de 200 años y fauna al encontrarse iguanas, zarigüeyas, ardillas, ñeques, ente otros. Este punto de San Gil lo disfrute mucho en esta visita, pues tuve la oportunidad de contratar los servicios de una guía local, que en verdad resulta muy económico, y aportan demasiado al conocimiento y exploración de este parque, con detalles y datos secretos, que obviamente no los voy a revelar acá, o como se dice por estos tiempos en el argot del cine “spoiler” para que cada uno tenga la oportunidad de describirlos por su cuenta cuando visten el Gallineral.
Si se quiere conocer un poco más de este municipio también es importante adentrarse un poco a su parte céntrica, que devela una arquitectura que gira entre lo colonial y contemporáneo, que al bordear el rio Fonce, permiten gozar de un aire ribereño y cálido y de mucho agrado.
En mi opinión, San Gil ofrece la mayor gama de opciones de hospedaje en Santander que se acomodan a todos los presupuestos y requerimientos, muchos de los cuales son campestres y quedan a las afuera del municipio por lo que si se visita este lugar en carro particular es más fácil la movilidad, no ocurriendo lo mismo si se está supeditado al servicio públicos de transporte, pues los traslados pueden resultar costosos y algo complejos para tomarlos, esto último especialmente si se está en una época del año considerada en Colombia como “Alta” es decir época general de vacaciones. Hospedándose en San Gil es fácil moverse a destinos turísticos cercanos, como el municipio de Barichara, o el parque Chicamocha, o también conocido como Pachi.
En San Gil por mejorar sin duda existe muchas cosas para que sea aún más fuerte su potencial turístico, pero solo quiero dedicar unas breves letras de lo que más me impactó, como lo fue el desorden en materia de movilidad. En mora esta esté municipio de avanzar en ampliación de la malla vial aledaña al parque Gallineral y mejorar la infraestructura de parqueaderos públicos, para hacer un poco más agradable transitar a pie por la zona, sin que se vea uno contaminado del ruido generado por el tráfico intenso de los carros y motos, que, junto con la ausencia de andenes para los peatones, hacen que por momentos se sienta uno en peligro de muerte por atropellamiento.
Retomando nuestro viaje, y luego de estar un día completo en San Gil nos trasladamos en carro al municipio de Barichara. Este recorrido que dura aproximadamente un poco más de media hora es un viaje tranquilo, que permite disfrutar el aire fresco del campo y las montañas.
Barichara es otro de nuestros destinos seleccionados en Santander, y su fama de ser el pueblo más bonito de Colombia lo tiene bien ganado. El lugar, si debo describirlo, en una palabra, sería “remanso”. Acá la tranquilidad es la regla, y aunque no falta el desadaptado que quiera perturbarlo, lo cierto es que el silencio y la paz predominan.
La piedra amarilla sobre el cual está construida las calles, plazas, momentos e iglesias de este municipio dan una identidad a Barichara al punto que sus habitantes son conocidos como los “patiamarillos” evocando a los abuelos que en antaño no acostumbraban a usar ningún tipo de zapatos o alpargatas, en consecuencia, las plantas de sus pies adquirían una tonalidad amarilla derivada del rose con esta piedra sobre la cual se funda este pueblo y su cultura.
Para recorrer Barichara en un día, una de las mejores opciones es adquiriendo los servicios de un motocarro que están parqueados regularmente en la plaza principal, y que normalmente son conducidos por guías locales, quienes, en un recorrido de dos a tres horas, permiten conocer lo mejor de este hermoso pueblo. Pasar una noche en Barichara y caminar por sus calles con la tenue luz del alumbrado público, es de lo más romántico que harán en este viaje.
Continuando con mi aventura de 5 días por el Departamento de Santander, y previo acercarnos a la zona metropolitana de Bucaramanga, una parada muy obligada es el Parque Nacional Panacahi, o mejor conocido como Chicamocha. Este parque temático inaugurado en el año 2006 y ubicado geográficamente alrededor del cañón que lleva su mismo nombre, se ha convertido en un referente turístico del País. Acá, además del avistamiento de aves y del propio Cañón, se puede disfrutar de diferentes atracciones y actividades no aptadas para cardiacos y que harán inolvidable el paso por este emocionante lugar. Se recomienda que, para sacarle el mayor provecho a este Parque, debemos como mínimo dedicarle un día completo para su exploración.
Este Parque es Pet Friendly y este dato, para mi es sumamente importante, pues con las medidas de seguridad del caso, pude soltar a Coco, mi peludo adorable, para que disfrutara libremente.
Entrada la tarde y un poco extenuada, decidimos acelerar el paso para llegar pronto a nuestro hotel en Bucaramanga, y de esta forma poder recargar energías para, en el día siguiente entrar en la recta final de mi experiencia por Santander.
Muy temprano en la mañana, y luego de un desayuno muy Santandereano, con Hallacas, Arepas y un poco de Chocolate caliente, arrancamos nuestra ruta explorando la zona metropolitana de Bucaramanga. Nuestra primera parada fue el municipio de Girón, que sea la oportunidad destacar me dejo gratamente sorprendida cuando realice el recorrido histórico caminando por sus calles empedradas, que permite conocer lugares como La basílica menor, los puentes de calicanto, la capilla de las nieves, el parque principal, plazoletas aledañas y la alameda de las Nieves, todos los cuales hacen parte de la magia de este bello pueblo que hace parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia.
Luego de visitar Girón y disfrutar de peculiares helados, que van de sabores entre maracuyá y piña, pero también de frijoles y tocino, avanzamos al municipio de Floridablanca. Este pueblo ha ganado una reputación gastronómica imposible de igualar, gracias a sus gigantes y deliciosas obleas. Pero como todo no puede ser comida, si visitas este municipio debes visitar el Cerro del Santísimo.
Desde este Cerro se pude divisar buena parte de la zona metropolitana de Bucaramanga, siendo por ello, el mejor momento para visitarlo en el atardecer, pues la emoción de ver caer el sol sobre la ciudad y el roce fresco del aire, junto con el silbido de las aves, permiten que cada segundo vivido en este lugar sea un deleite. Un dato no menor a recalcar de la visita del Cerro es la posibilidad de poder subir a la parte más alta del monumento del Santísimo gracias a un ascensor que existe para ello, así como el show de luces y agua que se lleva a cabo todas las tardes-noches, donde se recrea un poco de la cultura Santandereana. Este show, guardando un poco las proporciones, se asemeja al Circuito Mágico del Agua de Lima, Perú.
El siguiente y último día es dedicado a Bucaramanga. Esta ciudad prospera y emprendedora ofrece todas las alternativas de diversión, entretenimiento, y gastronomía, que harán que el día se pase volando. Sus parques, templos religiosos, monumentos, plazas y centros comerciales son tan solo el abrebocas de todo lo que se puede conocer en Bucaramanga.
Como todo lo bueno llega a su fin, mis 5 días por el Departamento de Santander cierran cargados de momentos y experiencias únicas que perdurarán por siempre.
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